La autoexigencia es una característica que puede llevar a la excelencia, pero también puede convertirse en un obstáculo para el bienestar emocional y las relaciones interpersonales. Las personas autoexigentes son aquellas que establecen altos estándares para sí mismas y se presionan para alcanzarlos en todo momento. Aunque esto puede parecer positivo a primera vista, puede tener consecuencias negativas tanto para el individuo como para su entorno cercano.
Las personas autoexigentes suelen ser perfeccionistas, críticas consigo mismas y muy exigentes en cuanto a sus logros y metas. Tienden a ser muy autocríticas y a menudo se sienten insatisfechas con sus propios resultados, incluso si son muy buenos. Además, suelen tener una tendencia a autoexigirse mucho más que a los demás, lo que puede crear un sentido de alienación y aislamiento social.
Las personas autoexigentes a menudo tienen dificultades para relajarse y disfrutar de la vida debido a su constante necesidad de perfección y elevando los niveles excesivos de estrés, que son perjudiciales para la salud mental y física de la persona.
Por otro lado, también puede tener un impacto negativo en las relaciones interpersonales del individuo. Puede ser difícil para ellos aceptar y valorar a los demás tal como son, y tienden a juzgar a los demás con la misma rigurosidad que se aplican a sí mismos. Esta actitud puede ser percibida como crítica y generar conflictos en las relaciones personales.
Estas personas a menudo tienen altas expectativas de los demás, lo que puede ser injusto e irreal. Esto puede crear una presión injusta sobre los seres queridos y amigos cercanos, quienes pueden sentirse obligados a cumplir con los estándares de la persona autoexigente para mantener su aprobación y satisfacción.
Entonces, puede ser una característica positiva en ciertas situaciones, pero cuando se lleva al extremo puede tener consecuencias negativas.
Las características de una persona autoexigente pueden variar, no son universales, algunas personas pueden presentar solo algunos de estos rasgos, y otras no presentan ninguno pero los siguientes son los rasgos más comunes:
¿De dónde proviene la autoexigencia?
Principalmente proviene de modelos de conducta provenientes de la familia de origen ,el entorno en que fuimos criados, y las personas con que interactuamos de niños.
Si en casa había un clima poco tolerante, poco contenedor y con predominio de crítica y castigo, entre otras cosas, podemos convertirnos en personas autoexigentes, en cierta medida como actitud resiliente, en el extremo contario podría estar quien ante las mismas carencias ,se vuelve víctima.
En ambos extremos la persona sufre, y estos rasgos de personalidad que va desarrollando no son más que mecanismos defensivos para “sobrevivir” en su entorno exigente.
Hay que tener en cuenta que la autoexigencia puede ser una combinación de varias causas y variar de una persona a otra, cambiar a lo largo del tiempo debido a cambios en las circunstancias de la vida y aprendizajes propios, podemos decir que hay causales como:
Modelos de conducta: que pueden provenir de la exigencia o falta de conexión con los padres o las personas que resultaran los cuidadores principales.
Cultura: algunas culturas promueven un fuerte sentido de autoexigencia y perfeccionismo.
Educación: algunas personas pueden haber sido educadas en ambientes académicos altamente competitivos.
Experiencias previas: algunas personas pueden haber experimentado una gran cantidad de éxito en el pasado y estar tratando de replicar ese éxito.
Predisposiciones de personalidad: algunas personas pueden tener una personalidad perfeccionista o competitiva.
Expectativas: algunas personas pueden tener expectativas muy altas de sí mismas y de los demás.
Auto-evaluación: algunas personas pueden basar su autoevaluación en una comparación constante con los demás.
No es tan fácil, pero es posible aprender a encontrar un equilibrio entre la excelencia y el bienestar emocional, aceptar y valorar a los demás tal como son.
Si te sentís abrumado por tu o su autoexigencia, es importante buscar la ayuda de un profesional para aprender estrategias para reducir el estrés y mejorar la calidad de vida.
Está claro que superar la autoexigencia puede ser un desafío, pero hay varias estrategias que pueden ayudar:
Cuando alguna característica personal nos afecta en forma negativa o nos impide vivir una vida equilibrada, es posible trabajarlo para poder gestionar mejor las emociones y vivir mejor, con más plenitud y bienestar.
Si te resuena el tema y te gustaría trabajarlo en forma personal podés contactarme a través de un mensaje de WhatsApp al +54 911 6583 3560, o cualquiera de las vías de comunicación que aparecen al pie de la página.
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